Mal aliento (Halitosis)

A todos nos ha pasado en alguna ocasión: un mal aliento. Se puede producir después de una cena copiosa, especialmente si ésta incluye carne roja y vinos. Pero el mal aliento para algunos es un problema más grave: padecen una patología que se llama Halitosis.

La halitosis genera un problema importante a las personas que lo poseen, ya que produce complicaciones a nivel bucal. Además, por sus repercusiones a nivel social y psicológico, puede afectar a la vida diaria de los pacientes y a sus relaciones sociales, afectivas y profesionales. El problema es complicado de detectar por el propio paciente ya que este en ocasiones desconoce el problema debido a la incapacidad de oler el propio aliento o por la adaptación de su sentido del olfato. Y por otro lado existen pacientes que sí son conscientes de padecer el problema, pero que sienten cierta vergüenza o temor a la hora de acudir a un profesional para poder tratar el problema.

Las causas…

En el 90% de los casos el origen está en la boca y solo un 10% se relaciona con otras patologías. El mal olor se debe básicamente a la presencia de unos compuestos sulfurados volátiles (CSV) asociados con el metabolismo proteico de las baterías anaerobias gram-negativas presentes en la superficie de la lengua, el surco gingival y otras áreas de la cavidad bucal. Otras causas intraorales frecuentes son el cubrimiento lingual, el uso de prótesis u ortodoncia, alveolitis, osteomelitis o el consumo de tabaco y determinados alimentos.

Para combatir la halitosis se realiza un diagnóstico atendiendo a todos los síntomas del paciente y se aplica un tratamiento específico a través de una dieta y unas pautas de higiene bucal con productos específicos.

¿Cómo evitar el mal aliento?

Para evitar el mal aliento o tratar el halitosis, en general se recomienda:

  • Realizarse una limpieza de boca anual, ya que el sarro es una de los factores que más halitosis produce.
  • Evitar el tabaco, café y aquellos alimentos que son muy fuertes como el ajo, la cebolla, etc…
  • Tomar mucho líquido, al menos 2 litros de agua al día.
  • Un cepillado dental 3 veces al día. El cepillado no puede tener una duración inferior a 2 minutos para que sea correcto. Además es importante recordar el cepillado de la lengua y raspado con el instrumento Halita de venta en farmacias.
  • Usar enjuagues diseñados para el mal aliento.
  • Utilizar la seda dental o cepillos ínter proximal para eliminar los restos que se quedan retenidos entre las piezas dentales.
  • En caso de no poder realizar el cepillado en un momento específico, se podría utilizar un chicle con xilitol para arrastrar las bacterias.

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