Contracturas Deportivas

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Contracturas Deportivas

Las contracturas deportivas no son todas iguales ni tienen el mismo alcance, dependiendo del deporte practicado.
Podemos destacar 3 tipos de deportes:

Deportes de impacto

En deportes como el atletismo o el baloncesto, la musculatura de estos deportistas está expuesta a “fuerzas de choque” y debe soportar un trabajo de absorción de impactos. Por lo tanto, los deportes de alto impacto son más proclives que los de bajo impacto.
Entre los deportes de bajo impacto podemos destacar la natación o al ciclismo, que están ausentes de “fuerzas de choque”, y la musculatura de estos deportistas está pues exenta de soportar ese trabajo de absorción de impactos.

Deportes de acción balística

Es un deporte que requiere un gesto rápido y violento para desarrollarse. Por ejemplo un remate de un jugador de vóleibol, el golpeo a portería de un futbolista, el lanzamiento de un atleta son gestos que, en ocasiones, pasan a ser incontrolados debido a la velocidad de ejecución, obligando así a la musculatura a soportar unas tensiones mayores y provocando las contracturas.

Deportes de tren superior

La musculatura humana es diferente según la zona del cuerpo que ocupe. Los músculos tiene formas, las extremidades son cilíndricos, en la de la espalda son planos.
La propensión a las contracturas es mayor en musculatura plana que en cilíndrica, entendiendo que la espalda es una zona que sufre más contracturas que la de las extremidades. Por ello todos los deportes que implique un mayor esfuerzo del tren superior supondrán una mayor predisposición a las contracturas frente a un ejercicio del tren inferior.
El nivel del deportista es factor determinante ya que un deportista ocasional y poco exigente no sufrirá las mismas lesiones que un competidor de élite. De igual forma dependiendo del deporte que se realice existe más o menos propensión a contracturas deportivas.