Se caracteriza por un enrojecimiento y sangrado de las encías. En esta fase no existen molestias para el paciente. Incluso hay casos entre pacientes fumadores que no notan estos primeros síntomas.
Las encías vuelven a recuperar un estado saludable realizando una limpieza de boca en la clínica dental y con una correcta higiene diaria. Generalmente no existe pérdida de hueso en esta fase.

Las bolsas periodontales se hacen más profundas por lo que se puede producir la pérdida de hueso. En esta fase el paciente tiene leves molestias.
El tratamiento a realizar son curetajes o raspajes y alisado radicular. Se realiza por cuadrantes y consiste en eliminar todo el sarro que se encuentra por debajo de la encía, primero con un ultrasonido y luego manualmente utilizando curetas. De esta forma no hay que recurrir a ninguna cirugía.
Al eliminarse el sarro, la encía se desinflama y se pega de nuevo al diente. El tratamiento se realiza bajo anestesia local.

Se caracteriza principalmente por una movilidad en las piezas dentales, debido a la avanzada pérdida del hueso. En este caso el paciente comienza a darse cuenta que tiene un problema dental, pero a veces es demasiado tarde para solucionarlo, porque el hueso perdido no volverá a crecer.
En determinados caso, se pueden realizar cirugías periodontales para poder eliminar todas las bolsas de infección y hacer que la encía se vuelve a pegar al diente.